18.2.10

Pocas bromas con Jack Bauer

Hace pocas semanas empezó en yankilandia la octava temporada de 24, una serie que si fuera al revés, sería la respuesta al sentido de la vida, el Universo y todo lo demás. Y no sólo por la cifra, sino porque si Jack Bauer se dedicara a hacer lo contrario de lo que suele, 24 se convertiría en un libro de Paulo Coelho.

La trama es la que se pueden imaginar: amenaza de atentado, Jack Bauer a las pistolas, Chloe de telefonista y gente alrededor que sabes que en momento dado va a palmar. La semana pasada acuñé el concepto procedimental por temporadas, pero a 24 le va más una comparación con los Power Rangers.

Los integristas de la serie dirán que ése es el espíritu, pero llega un momento en el que se puede hacer uno de esos juegos de beber con cosas tipo: cada vez que haya un traidor en las altas esferas de un gobierno o extorsionen a alguien de la Unidad AntiTerrorista, chupito. Y acabaríamos seriamente perjudicados.

Hay cosas que chirrían más que las caderas de la Duquesa de Alba. Por ejemplo lo de sacarnos de la manga pasados oscuros y atormentados de personajes que hasta ahora habían sido ciudadanos modelo. Eso y que nunca miren Facebook para buscar a los malos. ¿Es que no saben nada de contraterrorismo?

Pero sobre todo, falta humor. La frase promocional de esta temporada debería haber sido: “Al séptimo día, Dios descansó. Jack Bauer va a por el octavo”. Ya no nos podemos tomar en serio que todas las amenazas con bombas nucleares en territorio americano pasen por sus manos. Y se lo dice uno que considera coherentísimo lo de los universos alternativos y las islas que se mueven. Es más: ¿por qué no han planteado la octava como un what if...? La realidad alternativa en la que Jack falló al salvar a Palmer en la primera temporada y varios años después se ve involucrado en un pisto similar. Fustíguenme ahora, si les place.


Esto mismo, pero con los de la serie de verdad

A estas alturas de la historia, se echan de menos episodios autoparódicos como aquellos con los que arriesgaba Expediente X en sus últimas temporadas. O al menos comentarios a lo John Maclane y su: “¿cómo puede pasarme lo mismo dos veces?”. O la típica frase para las promos: “¿Jack Bauer viene hacia aquí para hablar de una posible amenaza terrorista? Prepara café y avisa de que hoy no llegarás a cenar”.

Acabo de darme cuenta: lo que necesita 24 es a Eddie Murphy. O a Pepón Nieto.

5 comentarios:

Demerzel dijo...

La mejor serie de acción de la historia. Eso es lo que ofrece, y eso es lo que da.

Anómalo dijo...

Pues no le sabría discutir en este momento lo de que sea la mejor de la historia, pero ¿no le cansa ya que siempre sea igual?
Es que empieza la temporada y ya vas buscando al traidor, al extorsionado, al que matan, al que se ha vuelto chungo... ¿Quién lleva el departamento de Recursos Humanos en la CTU?

Small Blue Thing dijo...

¿Y en casa que vemos 24 entre oración de viernes y oración de viernes, con dos cojones?

Ahora en serio. A mí cada día me gusta más. Sí le echo de menos más cachondeo, pero comprenderá usted que ciertos temas, tal como se han tratado en los últimos diez años, vistos en 24 son canela fina. Así que no estoy para quejarme del yayo Bauer.

Anónimo dijo...

Si que resulta un poco cansino, me parece que esta serie saltó el tiburón cuando el propio presidente Logan se confesó un traidor.

Eso si, con el vídeo que has puesto veré la octava temporada con otros ojos. Me parto.

Anómalo dijo...

Small, yo sigo viéndola, pero cada vez más por inercia. En serio, yo si fuera Jack Bauer, cada vez que me oliera a marrón entraría en la CTU y me cargaría a todo el mundo. Con alguno fijo que acertaba.

Titus, pues sí, lo de Logan me pareció un pasote. Pero mucho más que luego Aaron se enrollara con la primera dama. ¿PQC!