30.5.10

Hombre de ciencia, hombre de fe. Encuentre las siete diferencias

¿De verdad queda alguien a quien le intrese que no conozca el final de Perdidos? Cuidado, que aquí decimos cosas

La culpa de que a muchos no le gustara el final de Lost es de Scooby Doo. Porque sospecho que gran parte de los decepcionados esperaban un final parecido a esto:

¡Cuidado! Spoiler del final seguro que inesperado de un videojuego de Scooby Doo

Algunos esperaban que la última escena agrupara a Jack, Hurley, Kate, Sawyer y Vincent en torno a un inmovilizado Flocke. Entonces podrían quitarle al fin la máscara que revelaría que todo el tiempo había sido en realidad Richard Alpert. Atrapado, Ricardo revelaría que todo había sido un plan para hacer un parque de atracciones en los actuales terrenos de Dharmaville, y que todo hubiera salido bien de no ser por esos muchachos entrometidos.

Las explicaciones científicas no casan bien con el drama televisivo (¿verdad, Flipy?). Twin Peaks revolucionó el medio en muchos sentidos y uno de ellos fue el uso acertado de los sobrenatural para subrayar la naturaleza más humana de sus personajes. Las conspiranoias de Mulder no siempre podían explicar todo lo que ocurría en Expediente X. No importaba: el lema de la serie era I want to believe y el protagonista no era el único que iba ampliando sus tragaderas a medida que avanzaban las temporadas. Hasta que llegamos a la última película, cuando la cantidad de botox contenida en la cara de Duchovny ya no hay quién se la crea.

Parece que el público de Perdidos, como sus protagonistas, se dividía entre la gente de ciencia y la gente de fe. Los primeros no han podido soportar una explicación mística o sobrenatural porque ofende su visión positivista de la realidad. Nos creemos que todas las mujeres que viajan en un avión sean modelos, pero no que un kebab mágico proteja una fuente de luz mágica.

La ciencia-ficción se ha convertido en una nueva forma de fe para los frikis del mundo (friki en sentido no peyorativo, entiéndanme). Cualquier explicación que tenga visos de algo científico nos parece más válida, por peregrina que sea. Lo que explica el éxito de las agencias de valoración de deuda como Standard's and Poor.

Sin embargo, ¿de verdad es peor que el humo negro sea un señor que se cayó en una fuente con la instalación de luz mal hecha que pensar que es una nube de nanobots diseñada hace décadas? ¡Décadas! Sería creer que había gente construyendo nanobots y nos parece bien, cuando lo cierto es que la cultura tecnológica era de tal forma que algún listo decidió que molaba más el vhs que el beta. La palabra clave es creer: la fe inquebrantable en todo lo que suene a seudocientífico que tanto dinero está dando a los creadores de la Power Balance.

Cuando salíamos de ver Indiana Jones y el reino de la calavara de cristal, una de las quejas más frecuentes era (cuidado, putadas) que ¡salían extraterrestres! En una saga cuyo primer capítulo acababa con la aparición estelar de Dios, el público se sintió estafado por la posibilidad de formas de vida mucho más evolucionadas que la nuestra procedentes de otro lugar del Universo. Pero que un cuenco de los de poner panchitos dé la vida eterna es lo normal.

El problema son las expectativas. Al final, el enfado con Perdidos y con Indy es el mismo que cuando descubres que la chica que te gusta no es fan de tu grupo favorito, como supusiste el día que le viste con una camiseta de la gira aquella en la que dieron el concierto que fuiste a ver. Pero la culpa, obviamente, no es de la chica. Ni nuestra.

La culpa seguramente será de Zara.

25.5.10

¿En qué se parecen Coti y J.J. Abrams?


Si a estas alturas no ha visto el final de Lost será que no le interesa mucho. Por si acaso, sepa que en este post hay putadas

Es terrible, pero lo voy a hacer: ¡voy a sacar a Paulina Rubio en este blog! ¡Y en un post sobre Perdidos!

Y en directo, con alevosía y recochineo

Tenía una amiga que siempre cantaba "todo esto fue un error". Nuestra teoría es que su versión daba el punto de vista de la chica a la que iba dirigida la letra del cantante. Por si pensaban que lo de las teorías absurdas había entrado en mi vida con Perdidos.

¿Si les digo que todo el argumento de Lost es un cúmulo de errores? Cuando decíamos que era una serie cuyo principal ingrediente son los personajes, nos quedamos cortos en la explicación. Nos falta matizar que son unos personajes que se equivocan una y otra vez y que muestran la profunda dimensión de su humanidad en el error. En el fondo, ser fan de Jack o de Sawyer o de Locke no está muy lejos de la sensación de ser hincha del atlético.

La reflexión parte del momento en el que Juliet y James se reencuentran en el flash-sideways del último capítulo. Ella le confiesa un truco para sacar una chocolatina de la máquina de vending y cuando él lo pone en práctica, la mujer anuncia: "It worked". Justo después, murmura algo sobre quedar a tomar café. Nos suena porque es el mismo diálogo que vimos en el primer capítulo de la temporada, cuando Juliet murió y creímos que lo que había funcionado era una explosión que debía reestablecer el curso de una realidad en la que los losties nunca habían ido a la Isla. Todo el mundo sabe que es más difícil recuperar una barrita Apollo que no acaba de caer de la máquina que reparar el continuo espacio-tiempo.

El plan de Faraday fracasa y "lo que pasó, pasó". Como fracasan todas y cada una de las intenciones de cualquier personaje que alguna vez pasó por la Isla. Los ejemplos son innumerables: toda la capacidad de manipulación de Ben no sirve para conseguir sus objetivos de poder  o deshacerse de los perdidos, Locke muere al intentar salvar la Isla trayendo de vuelta a los Seis de Oceanic, Hurley no consigue mejorar El imperio contraataca.

Pero los mayores fracasados son Jacob y Némesis chocan una y otra vez contra un muro de realidad (la realidad de la Isla, ojo). La prueba la encontramos en el capítulo final, cuando Jack y Flocke "desactivan" la fuente de luz con la ayuda de Desmond. Némesis por encontrar la muerte a consecuencia de su plan y Jacob por confiar en Jack, que está a punto de destruir lo que debía proteger. Como cuando alguien va a defender a una folclórica a La Noria.

Jacob y su hermano no son los dioses que creímos al principio de la quinta temporada. Son unos humanos tan torpes como el resto de los protagonistas. La creencia de uno en la bondad intrínseca de la Humanidad es tan naïf y errada como el cinismo del otro. Los candidatos han actuado desde el principio oscilando entre el egoísmo y la generosidad, el sacrificio y la búsqueda del beneficio propio. El propio Némesis sólo era un pobre diablo que sólo quería irse de la casa de su madre y Jacob tenía bastante de retorcido manipulador. Nadie es pura bondad ni pura maldad. Salvo algunos ejecutivos de televisión.

Pero ¿cómo van a ser dioses con esta pinta de recién salidos de Callejeros?

Si alguna moraleja encierra Lost, además de que es mejor viajar en la parte delantera del avión, es que todos nos equivocamos pero que nunca es tarde para enmendar el error. La moraleja o la trampa del episodio final, que es el único momento en el que al final algo sale bien de verdad, en el que un objetivo se alcanza, aunque sea por chiripa. Inserten aquí su chiste sobre la última Eurocopa.

Esa sensación de que todos nos hemos equivocado, de que nadie tenía toda la razón en ningún momento, ni siquiera el hermético Jacob, tiene mucho que ver con la mala sensación que ha generado The End en muchos fans. Porque al final, Perdidos nos ha dejado el desasosiego: no sabemos de dónde viene la Isla, no sabemos a dónde va y lo que es peor, de lo que sí tenemos certeza es de que nadie lo sabe, de que en el fondo no hay respuestas.

Aunque también es posible que todo esto a los guionistas les haya salido de chiripa, vaya usted a saber.

Próximamente: Hombre de ciencia, hombre de fe. Encuentre las siete diferencias. Si no les gusta Perdidos, Infovía es su Red. Porque lo que es en Internet, van a acabar fartucos.

24.5.10

A usted también le gustó el final de Lost

Si con este título alguien no se huele las putadas, se merece enterarse del final por medios indignos. Hale.


El final de Perdidos ha sido para muchos como la cerveza. ¿Porque ha generado cierta somnolencia, caras de desconcierto, sonrisas bobaliconas y enfados difícilmente justificables? Eeer... Ahora que lo mencionan... Pero yo lo decía porque al principio ha dejado cierto regusto extraño al paladar que ha ido deviniendo en sensación agradable cuanto más lo saboreamos. Vale, que también hay a quién no le gusta la cerveza. Por haber, también hay fans de Il Divo. Dicen.

Corríjanme si me equivoco (no hagan como el peluquero de Nicholas Cage), pero me da la impresión de que la mayor parte de los espectadores descontentos con el final estaban deseandito que nos trataran como a imbéciles. Que esperaban un final en el que nos cogieran de la manita y nos dijeran: "mira, rico, este es el bueno, este el malo y el feo... ay, no, de eso no gastamos en esta serie".

Si Lost es historia de la televisión es por todo lo tiene de lo que los estándares actuales considerarían antitelevisión. Donde la industria exige a los guionistas y realizadores información bien masticadita y regurgitada una y otra vez para que el espectador no tenga ningún problema en digerirla, Cuse y Lindelof se han permitido exigir a sus espectadores un trabajo extra. Incluso los más atentos nos hemos encontrado a veces planteando incógnitas que otros fans nos revelaban resueltos (el oso polar, la obesidad de Hurley).

El problema es que muchos de esos misterios sólo podían desvelarse en la mente de un espectador activo, y la gran final no escapa a esa característica. Se resolvían en nuestra imaginación en el mejor de los casos, cuando no existían solamente en ella. La magia de Perdidos se encuentra en que la mayor parte de la serie se desarrolla por fuerza en la fantasía de la audiencia. Aunque por desgracia algunos tienen unas parrillas neuronales más repetitivas que la sobremesa de Antena 3.

Los más decepcionados se quejan, en el fondo, de que el final ha sido coherente con las seis temporadas previas. Si exceptuamos el capítulo de Nikki y Paolo. The end no cumple con las expectativas de los que esperaban dos horas de doctor Pierre Chang explicándolo todo con grafiquines, pero sí es fiel a una serie que pretende hacer un retrato profundo de unos personajes y sus conflictos sobre un fondo borroso. Tampoco nos las demos de listos, que es el mismo principio sobre el que se construye cada día Salvamé.


¿Esperaban que el último capítulo fuera algo así? Que por otra parte, hubiera sido mitiquérrimo...

Al final sabemos qué ha sido de Jack, de Swayer, Kate, Locke, Sayid, Hurley, Ben... ¡hasta de Michael! Hemos acompañado a todos por los que nos enamoró la serie hasta el final. A algunos hasta más allá. Y lo hemos hecho sin trampas, sin saber más que ellos sobre su propia historia y lo que la rodeaba. Nos hemos podido despedir de esos personajes, libres por fin de la lucha interna o externa que hacía avanzar la trama, preparados para descansar por fin. Sin conflicto no hay drama, no hay historia, ni siquiera una serie sobre nada como Seinfeld es ajena a esta verdad. ¿Quién dijo entonces que el final de Perdidos es abierto? 

Nos han tratado como adultos, han sido fieles al espíritu que nos atrajo de la serie desde que vimos unos árboles caerse solos en la selva y nos han contado toda la historia de nuestros personajes más queridos y más odiados. ¿Ve como, si lo piensa, a usted también le ha gustado el final de Lost?

Próximamente: ¿En qué se parecen Coti y J.J. Abrams? y Hombre de ciencia, hombre de fe. Encuentre las siete diferencias. Si no les gusta Perdidos, mejor pasen las próximas semanas en una isla desierta. Salvo que tampoco les gusten las ironías.

23.5.10

El maestro

¿Saben ese personaje poderoso en artes ocultas que provoca hilaridad por su forma de hablar?

¿Yoda? ¿Qué Yoda?


¡El mago Félix!

¡Ey, el primero en ponerse como blanco del humor fue él, anunciando Explorer y recomendando su brillante seguridad! Un maestro del marketing el tipo que le contrató. ¿Cómo no fiarte de este hombre? No es como si fuera el responsable de seguridad de una galaxia conquistada por sus enemigos. Ni que le hubieran colado un troyano con asma llamado Darh Vader.

Para nada.

20.5.10

ETA rebranding

Vienen crecidos del éxito de la campaña de marketing viral en redes sociales. Y luego encima ven que Telefónica lanza su campaña de cambiar el nombre de todas las cosas, porque parece que no acaban de convencerles las denominaciones actuales otorgadas por el público y tan a menudo referidas a las deposiciones digestivas. Que dicho así, normal que Movistar les parezca un buen nombre.

Total, que a la vista de los últimos acontecimientos, ETA ha decidido hacer un rebranding, operación que se llamaba cambio de imagen hasta que le quisieron hacer un rebranding. Pero como no podían, porque el rebranding se llamaba cambio de imagen, entraron en un bucle sólo comparable a lo que debe ser Belén Esteban ayudando a su hija con los deberes.

El equipo de Efe ("¿cuál?"; "efe, que eftaf atontao") ha conseguido una imagen exclusiva del nuevo logo de la banda, que lo es:


Aunque debo advertir a los amables lectores de que esta fotografía está manipulada. Se nota que hay más photoshop que en una reunión de estrellas de Hollywood de los 80 (ésas que ustedes están pensando). Nuestros expertos en imagen retocada, que son unos becarios que usan dos veces la misma revista de señoritas de esas que no tienen dinero ni para ropa, han conseguido una reconstrucción bastante exacta de lo que habría sido la imagen original:


Es lo que tienen las empresas con demasiada rotación de personal.

6.5.10

Carlos Test Dummy

- A mí me hacen mucha gracia esos que se meten en los coches para luego estrellarlos y ver qué pasa.

- ¿Los crash test dummies?

- Hum...

Los expertos en una materia suelen encontrarse para intercambiar experiencia

- ... sí, esos también.

4.5.10

Flo, la nueva reina del hormiguero

Pese a lo que puedan pensar por el título, este post no va a sacar a Florentino Fernández del armario. Iba a hacer una broma sobre tamaños de armarios y demás, pero me doy cuenta de que algunos chistes sólo tienen gracia si los protagoniza Falete.

De Tonterías las justas olía mal el arranque (¿ven? Otro chiste que... vale, vale, sigo con lo mío). Lo de traer a Pepe Navarro corría el riesgo de caer en el lado más telecinquero de Cuatro, un lado que, no olvidemos. se construyó gracias al camino que abrió el propio Navarro cruzando cada noche el Mississipi.

Todo lo contrario: personalmente me he reconciliado con Cuatro gracias a este programa. En concreto gracias a Flo. Este hombre tiene un carisma tan especial que podría estar sacándoles las lentillas con un cortauñas que ustedes tendrían una sonrisa en los labios y comentarían lo majo y divertido que es. Si no me creen piensen si este lunes, viendo el estreno, Pepe Navarro no les volvió a caer bien.

El toque mágico de Flo también redime a Anna Simón de su paso por La jaula, gracias además a un acertado guión en el que los chistes sobre haber compartido plató con Paquirrín y demás fauna estuvieron presentes como sano ejercicio de autoescarnio. Flagelaciones que salpicaron a todos los colaboradores presentes en cámara. Dani Martínez y Paula Garber también estuvieron sueltos y sin torturar los chistes para sacarlos del teleprompter: bien. Romina Belluscio también está muy buen. Uy, no sé qué me pasa con las erratas.

Por una vez, a un programa de televisión no podemos decir aquello de “dime de qué presumes...” (Ana Rosa, por ejemplo, sabe mucho de esto). Flo prometió en las promos un espacio honesto basado en lo que mejor sabe hacer y no en intentar copiar fórmulas de otros o en trucos sucios. Y lo consigue a base de doblajes tipo El informal, piques entre colaboradores y buen rollo general sin que se note impostado. Le falta rodaje a todo, claro, pero tiene margen para crecer y asentarse. ¿Notan eso? Sí: es otro chiste de Falete queriendo salir de este párrafo.

No soy inmune a los doblajes chorras, como demuestra la gracia que me ha hecho esta tontá

Por otra parte, parece que el toque de Pablo Motos y Jorge Salvador sigue extendiéndose por Cuatro como si de una pareja de sith se tratase. La música y las risas, de lata o más falsas que una exclusiva de DEC, ambas a todo trapo y el ritmo de “escupe-el-tripi” marca de la casa Siete y acción chirrían a dolor en la franja de la siesta. Es como si a la productora le encargaran un proyecto para una determinada franja y ellos entendieran que tienen que hacer El hormiguero en esa determinada franja. Por lo que Siete y acción es en originalidad a la producción televisiva lo que Álex Ubago a la programación de Los 40 (he evitado la palabra “música” a conciencia).

Lo curioso del hecho es que Cuatro se esté liando a versionear El hormiguero por toda su parrilla justo cuando el formato original se está hundiendo en resultados. Una vez más: Álex Ubago.

Dije que no iba a entrar en análisis de datos porque, como repite Buenafuente, los duelos de audiencia son entre las empresas, no entre los profesionales del medio ni, añado yo, deberían ser entre los espectadores. Sin embargo, los datos del estreno son favorables para todos los que estamos cansados de malos rollos y poligonerismo en la sobremesa. Y con esto me refiero a ti, Jordi Hurtado. Tonterías las justas se quedó ligeramente por debajo de Sé lo que hicisteis, con una cuota de pantalla en torno a la media de su cadena y sin arañar a los resultados del espacio de La Sexta. La coexistencia es posible. Vamos, que coge este resultado de audiencia James Cameron y se marca una película, oiga. A ver si Álex Ubago se inspira también y la liamos.

3.5.10

Comparaciones odiosas y obviedades: Happy Town y Twin Peaks

Lo voy a decir rápido y me lo quito de delante: Happy town no es Twin Peaks. Sí, amigos, soy de la misma escuela de pensamiento que los que dicen que ver una peli de estreno en teaser no es lo mismo que verla en una pantalla como un estadio de fútbol de grande con gafas 3D y sonido de ese que te acortará años de audición pero no te importará porque después de esa experiencia los ruidos de la vida no te parecen creíbles. A mí me pasa cada vez que participo en un combate espacial, que lo de que no suene como en el cine... que lo de que no suene en absoluto, me desconcierta.

Cada vez que alguien anuncia algo como el nuevo algo, nos engaña o se engaña a sí mismo. Ocurrió cuando dijeron que FlashForward es el nuevo Perdidos, con Happy town como el nuevo Twin Peaks y con la PowerBalance, que desde el principio hubo gente que dijo que era el nuevo timo. Hum...

Si les digo que se trata de un pueblo, aparentemente tranquilo que se ve sacudido por un brutal asesinato que hace emerger todas las rarezas y secretos de la localidad, incluidas algunas de corte sobrenatural, tal vez lo primero que les venga a la mente sea Cuéntame. Si es el caso, tienen un grave trastorno. Es más probable, no obstante, que pensaran en la pobre Laura Palmer y el agente Cooper, los dos personajes en torno a los cuales giraba la trama de Twin Peaks. Se van acercando, pero no. Porque si yo tuviera que hablarles del clásico de David Lynch lo primero que les hubiera subrayado es el sentido del humor, agudísimo y negro como las uñas de la mitad de los que salen en Callejeros.


Cada vez que sale el tema en la conversación (y con un tipo como yo, eso sucede sorprendentemente a menudo), siempre recomiendo Twin Peaks como una de las mejores series de humor de los 90. Sí, también había misterio y melodrama rural. ¿Y? También en los programas esos de información deportiva ponen noticias sobre política e internacional para rellenar, pero no son lo importante.

El problema que le encuentro a esta nueva Happy town es que le falta la retranca de David Lynch y Mark Frost y que, por momentos, me haya hecho recordar el fiasco que fue hace un año Harper's Island. Por suerte, hay personajes interesantes y pienso que me quedaré un par de semanas por el pueblo a ver hacia dónde avanzan. Pero temo el peligro de que se tomen a sí mismos muy en serio. De que las lechuzas sean, efectivamente, lo que parecen.

El arranque ha estado bien, con su correcta presentación de personajes y sus primeros esbozos de los secretos que alguien, pienso que aún no está claro quién, tendrá que revelar. Incluso ha habido imágenes potentes como la fábrica que domina el pueblo, la puerta azul de la que habla uno de los personajes o el “hombre mágico” que se menciona varias veces. Expresión que, por lo que sea, me hace pensar en obispos.

Le daremos una oportunidad aunque sólo sea por poder comprar luego con Punta Escarlata, la versión española de la serie que está preparando Globomedia. A lo legal, ¿eh? Que no se entere González-Sinde. Y entonces también diremos que no es lo mismo. Aunque Kira Miró haga de guardiacivil.

O precisamente por eso.


Y otro día hablamos de los fabulosos gabinetes de marketing que parecen tener últimamente nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad.