25.5.11

Orgullo friki 2011

Parece mentira que hace cinco años organizara el Día del Orgullo Friki por primera vez en un pequeño local del centro del Valle de los Gallardones. Y ahora, míralo:


Expandido por otros universos paralelos.

Felicidades a todos los frikis orgullosos. Condolencias a sus familiares y amigos.

11.5.11

Piratas de Telecinco

Supongo que ya habrán gastado todos los chistes sobre la ley Sinde para comentar Piratas, ¿no?

La verdad es que no quiero hacer sangre. Podría meterme con aspectos de producción, pero después de ver que la HBO ha hecho el Muro de Juego de Tronos con un Exín Castillos, creo que es difícil encontrar la autoridad moral para hacerlo. Tampoco podemos olvidar que estamos en España y el mercado potencial da para financiar lo que da. Y digo esto en plena campaña electoral.

Se quejan ustedes de vicio: ellos que han lijado el parqué antes de rodar y todo.

Por lo demás, qué quieren que les diga que no supongan: es una serie sobre piratas con todos los tópicos que se les pasen por la cabeza. Porque así debe ser: no pretende revolucionar el género, sino que se sube al carro de los nuevos tópicos acuñados por... lo saben, ¿no? Todos juntos: ¡Piratas del Caribe!

Conste que a mí me encanta la primera película de la saga, que me parece una reformulación muy divertida del género. Para la segunda y la tercera, me remito a Ken Levine.

Parece ser que no soy el único al que le gusta La maldición de La Perla Negra y que algún directivo pensó que si a alguien le ha gustado la película, ¿para qué arriesgarse cambiando cosas? Si eso añadir subtramas de culebrón de época, que gustan mucho y nos ayudan a llegar a los inevitables 80 minutos de duración. Algún psicoanalista debería mirarles esto de la duración.

Hay tantos fans de la saga de piratas de Disney que incluso se les ha colado uno como personaje. Porque no es que el canalla que interpreta Óscar Jaenada se parezca demasiado a Jack Sparrow, es que, como comenté en Twitter, se nota que juega con ventaja porque ha visto Piratas del Caribe. ¿De qué si no conoce las leyes piratas?


Si consigue escapar de la trampa de comparaciones en que se ha metido (muy peligrosa a una semana del estreno de En mareas misteriosas) puede llegar a ser una serie entretenida y fácil de ver. Que es quizá lo que prometía: entretenimiento sin complicaciones, a lo Águila Roja o Intereconomía.

También prometía cacha de Pilar Rubio y lo cumple desde el primer episodio. Quizá la sorpresa ha sido que nos la esperábamos mucho peor actriz y soporta el nivel de muchas otras a por las que no vamos tan a saco. Me refiero como críticos. No me entiendan mal, ¿eh? Como críticos.

Pero si no son capaces de ofrecer otro reclamo, tienen una dura competencia con Internet. Y las páginas a las que me refiero ahora no son esas por las que se preocupa la ley Sinde.

9.5.11

La Hache estuvo muda

¡Pero cómo me gusta titular como si escribiera para un periódico deportivo!

Los de La Sexta nos han hecho trampa. Nos han colado la emisión de este domingo de Con hache de Eva como si fuera la primera de este programa y no es verdad. Porque al llevar de entrevistado al presidente del Gobierno, lo que algún día serán las rutinas del programa quedaron suspendidas como la ortografía en Tuenti: que sí, que hay algo parecido, pero no es lo mismo.

La verborrea de Zapatero es tan agotadora como adormecedora y creo que dejó a la pobre Eva Hache en trance. De hecho, la enfocan tan pocas veces que sospecho que cabeceaba. Se pagó la novatada al no prever que sería conveniente la intervención de colaboradores en esta entrevista y al pecar de exceso de buena educación a la hora de cortar más al invitado para ganar dinamismo. En un momento dado, la presentadora pareció darse cuenta y empezó a alejar a Zapatero de su discurso político y a manejar preguntas más ágiles. Entendiendo que "ágil" tiene la misma acepción en una charla con ZP que en una conversación con un ent. 

 
La entrevista con Zapatero fue un sueño para Eva Hache. Un sueñaco, para ser exactos.

En cualquier caso, en injusto juzgar Con hache de Eva por ese primer tramo, tan excepcional. En realidad, el programa empezó a presentarse a sí mismo en la segunda parte, con la entrevista a Martina Klein. Ahí pudimos ver de verdad el estilo de entrevista que se busca, las interacciones con los colaboradores, etc. Tiene buena pinta. Clásica, en el buen sentido de la palabra, que no todo tiene que ser trasgresión, caramba. Han sido inevitables las comparaciones con La noche con Fuentes, lo que para entendernos, es como ver Informativos Telecinco y acusarles de ser una copia del Telediario.

Tenemos entre manos un talk-show canónico con un equipo potente y con grandes posibilidades. Para aprovecharlas, sugeriría en primer lugar que todo el equipo se relaje y haga más labor de escucha. Son cómicos demasiado brillantes para caer en la trampa de hacer un monólogo rebotado en el invitado. Para eso ya están las tertulias políticas.

La mayor crítica que le puedo hacer es que el decorado no pase de ser El club de la comedia con chorreras. No es sólo que me despiste, sino que pasa como con aquel Periodistas F.C., que resta credibilidad a la apuesta no dotarla de una imagen propia e independiente. Lo mismo que le ha pasado a los hijos de la familia Ruiz-Mateos.

6.5.11

Uno más uno son Buenagente

El final de temporada de Fringe en Estados Unidos debe estar causando tsunamis cuánticos que están afectando al continuo espacio-temporal de varios universos paralelos. Paralelos escrito junto, ¿eh? No empecemos.

Concretamente, nuestra realidad se ha visto alterada por el contacto con otra en el que Globomedia no fue creada hasta hace apenas unos meses. Allí nunca han visto Médico de familia y por tanto Enrique Simón es el presidente de La Cuarta (prefiero no pasar a explicarles todo lo que ocurrió allí con la guerra del fútbol). Por supuesto, Siete vidas y Los Serrano permanecieron en un cajón como un proyecto de sitcom de 30 minutos y una dramedia sin abuelos y con pocos niños.

¿Por qué digo esto? Porque solo un evento cuántico me explicaría a mí que en la misma semana nos cuelen una nueva versión de la mencionada Siete vidas y lo que con poco más podría ser un spin-off del sueño más famoso desde que a Luther King le despertaron por las bravas.

Por si no lo han adivinado, y miren que se lo he puesto fácil con el título del post, me refiero a Buenagente. Nunca fui seguidor de la serie de Resines, pero en el nuevo personaje de Antonio Molero me parece que se reconoce perfectamente al Fiti que veía en los zappings. Además hay un bar regentado por uno de los miembros del sector masculino, vecinas cotillas, amigotes... Aunque el detonante es ahora una separación en lugar de una boda, por lo demás el esquema me parece idénticamente igual, fotocopia en color. El color se nota sobre todo en la decoración de las casas, entiéndanme.

O la foto es muy buena o las tramas son más simples que un giro argumental de Pocoyó.

A nivel creativo, por tanto, seguramente podríamos liarnos a hacer las críticas de siempre. Pero lo cierto es que con Buenagente La Sexta se ha anotado más de un 9% de cuota. La misma noche en que se estrenaba Supervivientes con Kiko Rivera, acercándose mucho a los datos de Física o Química, por lo que industrialmente se ve que ha sido un aciertazo.

Así que voy a limitarme a reconocer que no soy target y que a lo mejor el raro soy yo. Y a alegrarme una vez más de haberme comprado el cofre de El ala oeste.

5.5.11

Black Books, la serie que no vería AR

Cualquier excusa es buena para sacar a la luz una reliquia inglesa. Y no lo digo por la presencia de la reina de Inglaterra en la boda de su nieto. Hace unos meses estaba de vinos con La Fallera Cósmica elucubrando sobre librerías, que para ambos han sido en algún momento el lugar donde pasar la resaca del domingo y cobrar por ello. De repente me dijo: "¿conoces Black books?". "Hum...", medité yo, "¿vale Sabor a hiel?".

Pero no, resulta que Black books es una comedia del Channel 4 inglés sobre una pequeña librería. La Fallera se pasó varias horas jactándose de conocer una serie de la que yo no había oído hablar, así que no tuve más remedio que inventarme algunas para quedar por encima. Creo que es el método de algunos directivos para diseñar las estrategias de ficción en algunas cadenas.

La serie se estrenó en 2000 y duró tres temporadas. Temporadas inglesas, ojo: un total de 18 capítulos. Tardan menos que en ver todo lo que tiene que ofrecer Salvamé un viernes cualquiera. Con la diferencia de que Black books es de las series con las que más me he reído. Noten que el matiz está en el "con". El punto de partida, como les decía más arriba, es una librería, su dueño, su empleado y compañero de piso y la vecina esquizofrénica. Dicho así, les podía haber salido Farmacia de guardia.

La diferencia está en la acidez y el absurdo. Bernard Black es un borracho misántropo capaz de vender libros mutilados al que le intenta regatear. Manny es todo lo contrario: un optimista irredento capaz de acabar ejerciendo de policía por no llevar la contraria. Y Fran es el punto intermedio entre ambos que no duda en engañar a un maestro de música ciego con tal de no quedar mal. Siempre he creído que es un capítulo basado en la vida real de Álex Ubago.

 Manny usando técnicas vistas en la fnuck. Aunque allí no lo hacen para vender los libros.

Si se fijan, es una especie de Seinfeld si hubiera caído en la marmita del absurdo de pequeño. El capítulo en el que dos personajes se esconden debajo de la mesa de un restaurante y tienen allí otra mini barra con camarero da la muestra del tipo de humor.

El guión funciona por lo absurdo, pero también por los actores. A Tamsin Grieg la conocía de ser la guionista snob de Episodes, así que mis grandes descubrimientos han sido Dylan Moran y Bill Bailey. Sin la gestualidad y el aspecto del segundo, la serie se queda en la mitad. Les recomiendo buscar por YouTube stand-ups de los dos, porque no tienen desperdicio.


Les dejo, que he quedado para dejarle la serie a La Fallera Cósmica, que me la ha pedido porque todavía no la ha visto.

Creo que le he enseñado ya demasiado sobre crítica televisiva.

Thorpeza*

Soy lector de comics desde hace un par de décadas. Bueno, hace bastante que perdí el hábito como tal, pero, ¡ey!, vengador una vez, vengador siempre.

Si no ha pillado la referencia, enhorabuena, ya sabe lo que siente el espectador medio de Thor, el último capítulo estrenado hasta la fecha de la larga serie de precuelas que Marvel le ha montado al super-hype de Los Vengadores. Porque se habla tan superficialmente de Asgard y los asgardianos que parece que los guionistas sean candidatos a las municipales de allí.

Cuidadín, que se me escapan algunos spoilers a partir de este punto

La película es en sí entretenida, con buena producción y con buenos actores. Hubiera estado bien que también hubieran cogido un buen actor como protagonista, pero bien jugado lo de poner a Natalie Portman para tenerme distraído.

Quizá no se han dado cuenta, pero le acabo de meter un collejón tremendo a la película: ¿entretenida? ¿Una película basada en una saga nórdica que inspiró a Wagner -¡a Wagner!- en su tetralogía del Nibelungo y no paso de "entretenida"? Es como si dices de Salvamé que por lo menos algo se aprende.

"Ay, si nos viera Richard ahora. Como recién sacados del autolavado"

Pero ahí está la cosa: es entretenida, no molesta, pero le falta épica. Thor es una especie de adolescente de los que le roban el coche a su papá y el castigo de Odín está a la altura de mandarle a su habitación. La apuesta más alta de la película es la posible destrucción del planeta ¡de los malos! Si ni siquiera tener la decencia de enseñarnos a algún bebé malvado o señora de malvado. Así es más fácil tener empatía por uno de los adolescentes de Hermano mayor.

Mi conclusión es que lo mejor de la película es la escena que sale después de los créditos. Los de Marvel se están convirtiendo en una productora de tráilers buenísima.


*Thor da un poquito de pereza. ¿Lo pillan? Ya. Normal.

3.5.11

Los clon

El lunes 2 de mayo, los ciudadanos de Madrid y alguna que otra comunidad autónoma experimentamos lo que en Fringe llamarían un enlace cuántico (o como quieran traducirlo ese día los amigos de Subtitulos.es). Durante unas horas, pudimos saber lo que sienten en un universo alternativo en el que en lugar de lunes festivo era domingo y como tal, sus habitantes podían ver Aída en la tele. Solo que en lugar de ponerla en Telecinco, la ponían en Antena 3 y se titulaba Los Quién.

Julián López y Fernando Gil se divierten viendo la grabación del día mientras Javier Cámara piensa: "¿esta serie no la he hecho yo antes?"

Creo que esta es la crítica más dura que se le puede hacer a Los Quién. Porque lo de quejarnos de sitcoms de ¡dos horas! de duración ya me parece más repetitivo que los esquemas de las teleseries españolas.

Lo cierto es que fueron dos horas, pero divididas en dos capítulos. Luego me quejo de vicio, ya que en realidad es una sitcom de una hora. Exagerado soy. Menos mal que soy un tipo paciente y me quedé al segundo, porque la primera parte del primer episodio fue de echarse a temblar, con esos diálogos que en las clases de guión nos enseñan a evitar como una inspección fiscal cuando eres freelance. Eso también nos lo enseñan, sí.

Me refiero a esas líneas de guión en las que un personaje le explica a otro cosas que ya sabe. Como si un general hubiera entrado al despacho oval y hubiera dicho: "señor presidente Obama, ¿está usted satisfecho con nuestro trabajo, consistente en cargarnos a Bin Laden y tirarlo al mar, siguiendo su orden de no traerle aquí ni muerto". No sé si me explico. Porque ellos se explican tanto que a veces piensa uno que es necesario.

Por acabar de darle caña al guión, tengo que decir que me sorprendieron y parecieron muy arriesgados todos esos chistes "de época" que se colaron en el texto. Son la clásica marca de la casa de las sitcom de Globomedia, solo que cambiando a Falete por, digamos, Cristina Almeida. A mí me pueden hacer gracia, pero me llamó la atención que se arriesguen así a perder parte de su público objetivo. Porque los más jóvenes que de los ochenta solo conocen los cuatro tópicos con los que les llevamos taladrando los treintañeros con nostalgia precoz y las marcas de refrescos desde que cambiamos de siglo. Vi más de esto en el primer capítulo que en el segundo, así que supongo que alguien les dio un toque.

Por lo demás, nada que no hayamos visto antes: adolescentes, abuelas con mala leche, tensión sexual no resuelta y muchos chistes de diálogo por minuto, como corresponde a una serie para televisión generalista de Nacho G. Velilla. Los nostálgicos de Siete vidas pensarán que por fin ha llegado la séptima. Yo creo que las otras seis vidas fueron gastándolas en los continuos cambios de reparto de la encarnación de Telecinco.

Los actores bien, en su papel un pelín sobreactuado propio de sitcom que ser irá ajustando a medida que se desarrollen sus personajes y la serie se estabilice. Javier Cámara vuelve a hacer lo que mejor le sale y Julián López se confirma como el mejor secundario cómico que tenemos en este país, en detrimento del esforzado Pepe Blanco.

Para los que luego dicen que no me mojo, resumo: me ha parecido una sitcom digna para el panorama actual con todo lo bueno y malo que tiene eso. Ganaría muchísimo dejándola en la duración que tiene que tener una sitcom, pero temo que es una batalla perdida mientras la televisión española la siga controlando Walternative.