No es porque sea accionista de Telecinco, que lo soy, y me estén minando la cartera de anunciantes, que lo están haciendo. Si fuera así de ruin ya estaría presidiendo algún país del núcleo duro de la Unión Europea. Es solo que no me parece que la siguiente sea una buena noticia:
A muchas personas del timeline de mi twitter parece ser que les ha parecido sumamente inmoral el contenido ofrecido por el programa que Jordi González conduce con mano de hierro y sin avisador de radares. Seguramente a mí también me lo parecería si le hiciera el más mínimo caso a este tipo de espacios. Pero, ¿saben qué? Cuando algo no me gusta en televisión no lo veo y recomiendo a mis amigos que no lo hagan. Y si el conjunto de los espectadores rechaza un contenido, no se preocupen que durará menos que la carrera musical de Javier Cárdenas.
El nunca lo har... Ya, bueno, ejem. Sigamos con el post.
La reacción de unos cuantos pesos pesados de Internet, sin embargo, ha sido exigir a las marcas que se anuncian en
La noria que dejen de hacerlo. Y yo me he acordado inmediatamente de lo feo que nos pareció que
los anunciantes se retiraran de Skins o de
The Playboy club o las
presiones para boicotear a un medio crítico con la visita de Benedicto Equis Uve Palito el pasado verano. Vale, de este último no me he acordado inmediatamente, pero para algo pagamos Google, ¿no? Tirando de buscador podríamos llegar a casos más lejanos en el tiempo y seguramente más graves.
En aquellas ocasiones, nos pareció mal que una panda de beatos, seguramente no mayoritaria, pudiera presionar a las marcas para, a su vez, afectar a la libertad creativa y artística de los responsables de las series y la libertad de expresión de la redacción de Montilla Digital. Ahora no porque, como dirán los integrantes de la actual
masa enfurecida, no es lo mismo. Y es posible que hasta tengan razón. Pero ¿qué pasará cuando el Banco de Santander decida que quizá a sus accionistas les ofenda algunas de las cosas que se dicen en
Salvados? ¿O cuando H&S crea que sus clientes pueden sentirse incómodos por la España casposa que hay de fondo en
Cuéntame? ¿O L'Oreal decida que sus compradores tienen derecho a ver a gente guapa y obligue a los informativos a contratar solo a...? Oh, vaya. No podemos llegar a tiempo a todo, ¿verdad?
El caso es que debéis pensar que si aplaudimos y promovemos los boicots de las marcas a ciertos contenidos televisivos, no estamos promoviendo una democracia audiovisual, sino que nos estamos despojando como espectadores de nuestras armas y se las estamos cediendo a otros. En este caso, por ejemplo, a la persona que aprobó esta campaña: