5.9.13

Aída Vive Cantando Con el Culo al Aire

Cuando era pequeño tenía una colección de figuritas de acción de Masters del Universo. "Los He-Man", para entenderos. Con ellos salvaba el planeta tarde sí, tarde no y establecía arduas discusiones con los amigos sobre quién era más fuerte y por qué todos vestían taparrabos. Hecho que hoy veo más inquietante dada la abrumadora ausencia de personajes femeninos en la saga.

De pronto, en España se produjo el desembarco de los G.I.Joe. Eran más pequeños, más articulados y menos ciclaos, y por lo que sea empecé a coleccionarlos también. La idea era mezclar ambos juguetes, pero en seguida me di cuenta de que aquello no funcionaba. Más allá de las incompatibilidades estéticas (los yankis no aceptarían invadir nada junto a un montón de participantes de un desfile de Chueca), las aventuras que inspiraba cada uno de estos universos de juguete eran muy diferentes. Incompatibles. Lejos de ser una desventaja, el poder cambiar de Universo a placer servía para evitar el aburrimento. Como cuando Carmen Lomana sale del barrio de Salamanca.

En la tele española todo son barriguitas. Por hacer metáfora, tranquilas las fans de Mario Casas. El estreno de Vive cantando en Antena 3 confirma una vez más el modelo español de dramedia de ochenta (o más) minutos sobre personajes de clase humilde que entre llantos y risas se gritan mucho pero al final se quieren otro tanto. La Trini interpretada por María Castro podría haberse ido con su autocaravana al camping de Con el culo al aire y el karaoke de José Luis García Pérez podría estar situado junto al Bar Reynolds de Aída. Y a su vez, todos ellos podrían aparecer cualquier día en El programa de Ana Rosa.

De Tu cara me suena a Tu serie me suena

La fórmula se impone y a los cinco minutos de serie ya sabes que no tardarán en aparecer los niños, el abuelo, el bar, la parejita adolescente... Por mucho que el guión se esfuerce y a base de oficio encuentre la dignidad, por mucho que Miguel Albadalejo despliegue su buen hacer tras las cámaras, por mucho que Pilar Castro y Gorka Ochoa se coman a cualquier imprudente que se atreva a compartir plano con ellos, permanece la sensación de algo ya visto.

Las canciones son un intento de pasar de barriguitas a nancy, pero queda como si pusieras a una muñeca los vestiditos de la otra. A los actores se les ve incómodos y la veta musical no fluye. La poca presencia de la misma parece indicar que son conscientes de ello y que se diluirá rápidamente. O que dejarán que Roko cargue con ese peso.

Los fans de la dramedia española disfrutarán esta "nueva" vuelta de tuerca. Yo ya soy más del Candy Crush Saga.

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