26.2.10

Etarras que hacen risa

De los creadores de Iniciativa para que Punset explique a Hurley lo que pasa en la isla llegan:


y
Porque en el Anomario cuando se dijo que cancelaban Vaya tropa pensamos que por fin habían acabado definitivamente con ETA

Veíamos estos explosivos incautados por la Guardia Civil en el informativo y no nos lo podíamos creer. ¿Etiquetas? ¿Acaso funciona así el mercado negro de las armas?: “¡Ay, mira qué barata está la pentrita esta”. Y otro: “sí, sí, pero mira que lo barato al final te sale caro. A mí que no me quiten mi pentrita de toda la vida, la de marca ETA”. “Ay, sí”.

El humor sobre esta banda de delincuentes es un tema muy peliagudo, lo sabemos. Rubén Regalado lo resumió perfectamente hace unos días en Twitter así: “lo malo es que esta tarde pueden cometer un atentado, pero lo de los etarras con la camiseta de España es para descojonarse durante horas”. Y lo de que a otra la pillen por actualizar su Facebook, y lo de que a uno le llamen “el etarra ciclista”. ¿Desde cuándo ponemos a los terroristas nombres de barbies?

Sí, es un género humorístico peliagudo, pero totalmente necesario. La magia de Internet (quizá la de su anonimato) ha permitido que un buen montón de gente se convierta en el niño ese de El traje nuevo del emperador y señale a los delincuentes entre carcajadas. Desnudo o con la camiseta de la selección española, el adjetivo que les viene es el mismo: idiota, en las tres acepciones no médicas del término.

Las consecuencias de sus acciones bárbaras no son cosa de risa, pero ellos sí. Y vamos a reírnos de ellos porque estamos hartos de tomárnoslos en serio, porque queremos que las noticias sobre esta banda de delincuentes ocupen más espacio en Vaya semanita que en los informativos, porque mientras ellos no nos tomen en serio a nosotros, y eso sólo lo creeremos cuando dejen las armas, nosotros vamos a demostrar que son ridículos. Porque lo son, como demuestra que su único argumento sean los tiros y las bombas.

Estoy deseando que llegue la próxima detención para que confirmen mis sospechas: será fan en Facebook de algún Etarras que....

25.2.10

Premios que ni pintados

¿Qué es un actor? Decía Marlon Brando que es un tipo que si no estás hablando sobre él, no está escuchando. Quizá por eso en Estados Unidos andan enzarzados estos días en dilucidar si eso de las capturas para animación 3D es actuar o no. En lugar de preguntarse lo mismo sobre lo que hace Tom Cruise.

Leo sobre el asunto en Cinematical, donde citan a Spielberg como defensor de las técnicas con las que se ha rodado Avatar o su próxima revisión de Tintín, a las que califica de “maquillaje digital”. Añade el director que el motion capture puede mejorar la experiencia de director y actores al permitir trabajar más en la interpretación pura y dura y menos en colocar cámaras y focos. Spielberg lo compara con la forma de actuar en teatro. Pero es el mismo tío que accedió a dirigir el último guión de Indiana Jones, así que fíense lo justo.

En el extremo opuesto está Jeremy Renner, el prota de En tierra hostil, que dice que sí, que Avatar es muy bonita, pero que no es precisamente una película de actores. De acuerdo, pero tampoco las cintas de directores de hierro son “películas de actores” y sin embargo se premia bastante a los intérpretes que trabajan con Almodóvar, por poner un ejemplo.

La mayor prevención que se pone es que la interpretación puede estar muy manipulada por los animadores. Aunque es cierto, no es el único caso en el que las habilidades de un actor están matizadas por la labor de otro profesional. Sin citar otra vez a los directores, tenemos a los montadores, que puede convertir un desastre en un trabajo más que digno recortando planos, tomando imágenes de distintas tomas, etc. También puede ser vital el trabajo de un maquillador a la hora de componer un personaje. ¿No hemos dicho siempre que el oscar de Charlize Theron fue por salir fea en Monster? ¿Y quién es el que merecía el galardón que se llevó Cher por Hechizo de luna, ella o el cirujano que le hizo la cara?

El debate acaba de empezar y los términos tienen mucho en común con la defensa de que films tan redondos como los de Pixar deben competir en pie de igualdad con los convencionales por el reconocimiento de mejor película del año. Al que me diga que Slumdog Millionaire era mejor cinta que Wall-e tendré que abofetearle con mi guante blanco y retarle a un duelo de esgrima tipo Monkey Island.

Si dignas de premio o no las interpretaciones bajo motion capture, es algo que ya decidirán ustedes en los comentarios. Lo que sí tengo claro es mi desacuerdo con Jeff Bridges, que afirma en el mismo post de Cinematical: “los actores van a ser una cosa del pasado”. Teme Bridges que les sustituyan por tecnología. Pero ningún ordenador podrá sustituir la intuición artística o el glamour y la ilusión sobre los que se sustenta un star-system que a su vez alimenta la caldera de Hollywood. 


Hablando de cosas que la tecnología aún no puede remplazar

Llámenme loco, pero creo que actores y actrices pueden estar tranquilos por ahora.

Excepto los Jonas Brothers, si aceptamos "barco".

24.2.10

Entre idiotas anda el juego eurovisivo

Si eliminamos la acepción médica, la Real Academia Española de la Lengua, mayor damnificada por la irrupción de Belén Esteban, muy por encima de Andreíta Cometelpollo, recoge en su diccionario la siguiente definición:

idiota.

(Del lat. idiōta, y este del gr. ἰδιώτης).

2. adj. Engreído sin fundamento para ello. U. t. c. s.

3. adj. coloq. Tonto, corto de entendimiento.

4. adj. desus. Que carece de toda instrucción.


Ahora podemos jugar a aquello de unir con flechitas. En el otro conjunto situaríamos al inevitable John Cobra (y cada vez más), José Luis Uribarri y Daniel Diges.

Pasemos de Uribarri comparándose con Almodóvar y todos los chistes que podríamos hacer e ignoremos también la vergüenza del incidente Cobra, especialmente por la parte en la que TVE está borrando los vídeos en los que podía verse la escena completa. Si nos dedicamos a manipular con tonterías es cuando acabamos sospechando que Ana Blanco es en verdad un teleñeco. Aunque eso ya lo sospechábamos viendo su inexistente ritmo de envejecimiento.

El último del conjunto con el que tenemos que unir las definiciones no se ha ganado formar parte del pasatiempo por clasificarse para representar a España en Eurovisión. Estos criterios de quién nos representa y quién no son cosa que me llena de orgullo y satisfacción, ¿a ustedes no?

Hablando de representantes democráticamente electos (o no), así se siente este jovenzuelo que tanto margen humorístico nos ha dado con el título de su canción:
¿Que se siente al representar a tu pais en un festival tan importante como es Eurovision?
Ahora sé cómo se siente Miss España. Es algo increíble. No tengo palabras. Me siento como en una nube. Pienso que un momento así se vive pocas veces en la vida.
Exacto, sí: como Miss España. Se lo sirvo en bandeja, no esperen más de mí.

Diges entra en la terna por el encuentro digital que protagonizó en la web de RTVE, del que sacamos la pregunta anterior y al que hemos llegado vía Vertele.com. Concretamente le hemos elegido para emparejarle con una de las tres acepciones por esta intervención:
¿Y que piensas de que lo "sencillo y bello" haya ganado a lo friki?

Pienso que lo justo al final se coloca en primer lugar. Creo que la calidad, tarde o temprano, iba a llamar la atención. La moda friki, creo que ya se ha dado por terminado este año. Ojalá volvamos a la canción interpretativa.

Supongo que la pregunta se basa en algún contexto que me falta, así que la dejo pasar viva. Pero ¿”la moda friki se ha dado por terminado este año”? ¿Está practicando para hablar en noruego? Y, sobre todo: ¿cómo puede haberse acabado el frikismo si sigue habiendo delegación española en Eurovisión? ¿Nadie le ha dicho que le toca viajar con Uribarri?

Y miren, yo no soy fan de Soraya más que cuando dice palabras raras, pero este tipo de comentarios yo me los guardaría hasta comprobar si queda mejor que ella. No vaya a ser que la esté llamando friki y quede por debajo. Que es difícil, pero posible. Me pregunto si este aire suficiencia lo ha sacado de Mamma mía o de En tu fiesta me colé.

Les dejo que se entretengan uniendo los dos conjuntos mientras me voy a avisar a mi mamá de que mejor no se cuele en los comentarios, que si pasan por aquí los eurofans, van a ser una fiesta.

Bonus track: ¿Almunia se considera eurofan?

23.2.10

El contexto te da la publicidad

Por ejemplo, ¿entran en un periódico digital para enterarse de cómo la izquierda radical está acabando con el país con más efectividad que los grupos extremistas? 

Entiéndase que se refiere a grupos extremistas diferentes a los suyos propios de usted como lector y persona. Que seguro que sus grupos no son extremistas, que eso son maledicencias de los otros, que sí lo son y habría que matarles a todos.

Bueno, pues si visitan ese tipo de medios con esa intención, el robot de anuncios de Google les ayuda a encontrar lo que están buscando para tomar medidas y acabar de raíz con el mal que nos aqueja.

Si lo tocas, se pone más grande

Y si está bien sincronizado, lo más probable es que le lleve a una página de resultados sobre Educación para la Ciudadanía. 

Como las lía Zapatero.

No, pero el otro.

El buen rumbo no depende sólo del buen piloto

Me gusta citar a los clásicos para reforzar mis argumentos. Por eso no dudo en parafrasear aquello de que juzgar una serie por un episodio piloto es como juzgar un libro por la portada. Y no lo digo yo, que lo dice John Stamos, el hombre que transmitió a las gemelas Olsen todo su conocimiento sobre los mullets.

Les digo esto para rescatarles un estupendo artículo de Antonio G. Gil-García (Antonio 3G, para los amigos), que al haber salido el sábado muchos se habrán perdido: Las series se la juegan en el primer asalto. Y también viene al hilo de lo que hablábamos ayer de Ciudad K. Si hilo más cosas, me convierto en un Zara.

La tesis del artículo viene a decir que con la diversificación del mercado, la televisión está derivando al gusto por el programa-evento, aparcando la hasta ahora ansiada fidelización del espectador. Lo que explica los habituales revienta-audímetros deportivos pero también la apuesta por las miniseries y el envoltorio de celofán de algunos estrenos. Piensen en el bombazo que supuso Crepúsculo para Antena 3. Y para el gusto literario de toda la generación que esperemos que nos pague las pensiones sin ocupar cargos de responsabilidad en las editoriales.

Dicen los expertos del mercado audiovisual que esta tendencia también obliga a una serie a triunfar desde su primera emisión o a caer en el ostracismo, porque el público no da segundas oportunidades, porque la fragmentación, porque la TDT, porque... Porque mierdas.

Hay series con pilotos muy potentes que luego se confirman o se estrellan. Miren, por no ir más lejos, a FlashForward. Y al contrario, si los programadores no hubieran tenido un poquito de paciencia y saber hacer su trabajo, Cheers no hubiera pasado de su primera temporada. Al final tuvo once y un spin-off que duró otras tantas. En LaSexta, quizá por sus inicios poco ambiciosos, Bones ha podido multiplicar ¡por siete! su número de espectadores. En cuanto a series patrias, Aquí no hay quien viva acabó su primera temporada con el doble de cuota de pantalla que la obtenida su estreno. Esto por no citar los dos grandes fenómenos de la multiplicación de los ratings y los shares: Los Simpson y Belén Esteban.


¡Combo!

Detrás de lo que defienden los ejecutivos en el artículo de Antonio no hay sino la clásica filosofía neocon del beneficio inmediato y del fast food de los mercados. Y, miren, por abreviar les digo que una hamburguesa siempre nos hace un apaño, pero al final de la semana lo que echamos de menos son las albóndigas de la abuela o el arroz con leche de la mamá.

Alguien debería estudiar los antecedentes familiares de los tiburoncitos neoliberales.

22.2.10

Amanece en Ciudad K

Este domingo salí a comer, que es una costumbre muy fea que tengo yo y que va en contra de todos los criterios que sustentan el capitalismo. Que lo sepan.

Estuve unas horas fuera y para cuando volví ya se había preestrenado una serie en Internet, habían aparecido diversas críticas y el autor había contestado a algunas de ellas. Luego nos extrañamos de que sólo los abuelos de pueblos perdidos en China lleguen a los cien años: a nosotros no nos hace falta tanto tiempo; nosotros vivimos la vida en .rar.

La serie es Ciudad K, de José Antonio Pérez, conocido autor de Mi Mesa Cojea y colega de portada de blogs en los tiempos de Público. Sólo un vasco como este señor aceptaría un proyecto que podría definirse como: “programa de humor para canal cultural”.

La premisa es una ciudad donde todo el mundo es cultísimo e inteligentérrimo. Aunque no sabemos si hay auténtica devoción por Faulkner:


Este punto de partida es a la vez una ventaja y un lastre, porque las comparaciones son muy rudas y, en mi caso, puso las expectativas muy altas. Así las cosas, magnifica uno la percepción de factores como fallos de ritmo presentes en el piloto, entendido éste como episodio de pruebas y no como Fernando Alonso.

Otro pero que quiero ponerle es el gran riesgo que se corre de ser repetitivos, de que se gaste pronto el factor sorpresa de que hasta las modelos de Ciudad K tengan un premio Nobel. En ese sentido, si el guardia de tráfico está leyendo un libro de expresionismo, se pierde naturalidad y se anticipa la ruptura. Engañadnos un poco más, presentadnos al tonto del pueblo. ¡Haced que se parezca a Punset!

Con todo, aquí viene la parte en la que me alegro de haber salido a comer, porque a mí regreso el autor ya daba por anotadas esas “erratas” y prometía su corrección. Y recordé así que el piloto es una especie de banco de pruebas en la que tenemos que ver las potencialidades que tiene un producto para convertirse en algo grande. Y de eso Ciudad K anda sobrada: el cura es un personaje redondo, Amor cuántico promete ser un culebrón tan mítico como Todos sus circuitos y tiene sus propias señoras que..., concepto de probada capacidad humorística. Por aquí gustó mucho el misterio de las columnas dóricas, que seguro que guarda relación con la estatua destruida de la isla de Lost, otra serie de mucha risa.

Por la reacción de la blogosfera, se ve que tenemos ganas de programas de humor en el que el chiste no se sustente todo el rato en la nariz de Belén Esteban o en Falete, por mucho que ambos contengan buenos materiales sobre los que construir las bromas. Humor inteligente de verdad, no como expresión para sentirnos a gusto con nosotros mismos. Y esto lo necesitamos más que la Duquesa de Alba al suavizante.

¿Lo ven?

19.2.10

Ya sé el final de Lost (otra vez)

Una vez más, Anomalario ha mandado a su equipo de investigación a la calle. Y para que les devolviéramos el trabajo, han vuelto a aparecer con una exclusiva mundial.

Pero exclusiva mundial de verdad, ¿eh? No como en esos programas de la tele que dan exclusivas mundiales y se ve de fondo la cámara de otra de otra cadena o esos periódicos que dan exclusivas de una cosa que han leído en la prensa internacional.

Señoras y señores ya sabemos cómo va a acabar Perdidos. La clave, como todos suponíamos, está en Locke, un hombre de fe, que cree que lo sabe todo pero en el fondo no se entera de nada, que pide a todos que confíen en él y que en el fondo parece que lo único que quiere es no tener que volver a su casa. Al principio nos dieron otras pistas para disimular, pero su aspecto físico acabó por ponernos en el buen camino.

Ya sabemos cómo acaba Lost, pero será un final no cerrado, abierto a interpretaciones. Unos creerán que acaba como una tragedia y otros...

La verdadera identidad de Locke
Qué malo es que pongan Perdidos el mismo día que la sesión de control al Gobierno

... y otros afirmarán que como una tragedia, sí, pero menos tragedia que cuando lo de Irak y eso.

Verás cuando se entere Sayid.

18.2.10

Pocas bromas con Jack Bauer

Hace pocas semanas empezó en yankilandia la octava temporada de 24, una serie que si fuera al revés, sería la respuesta al sentido de la vida, el Universo y todo lo demás. Y no sólo por la cifra, sino porque si Jack Bauer se dedicara a hacer lo contrario de lo que suele, 24 se convertiría en un libro de Paulo Coelho.

La trama es la que se pueden imaginar: amenaza de atentado, Jack Bauer a las pistolas, Chloe de telefonista y gente alrededor que sabes que en momento dado va a palmar. La semana pasada acuñé el concepto procedimental por temporadas, pero a 24 le va más una comparación con los Power Rangers.

Los integristas de la serie dirán que ése es el espíritu, pero llega un momento en el que se puede hacer uno de esos juegos de beber con cosas tipo: cada vez que haya un traidor en las altas esferas de un gobierno o extorsionen a alguien de la Unidad AntiTerrorista, chupito. Y acabaríamos seriamente perjudicados.

Hay cosas que chirrían más que las caderas de la Duquesa de Alba. Por ejemplo lo de sacarnos de la manga pasados oscuros y atormentados de personajes que hasta ahora habían sido ciudadanos modelo. Eso y que nunca miren Facebook para buscar a los malos. ¿Es que no saben nada de contraterrorismo?

Pero sobre todo, falta humor. La frase promocional de esta temporada debería haber sido: “Al séptimo día, Dios descansó. Jack Bauer va a por el octavo”. Ya no nos podemos tomar en serio que todas las amenazas con bombas nucleares en territorio americano pasen por sus manos. Y se lo dice uno que considera coherentísimo lo de los universos alternativos y las islas que se mueven. Es más: ¿por qué no han planteado la octava como un what if...? La realidad alternativa en la que Jack falló al salvar a Palmer en la primera temporada y varios años después se ve involucrado en un pisto similar. Fustíguenme ahora, si les place.


Esto mismo, pero con los de la serie de verdad

A estas alturas de la historia, se echan de menos episodios autoparódicos como aquellos con los que arriesgaba Expediente X en sus últimas temporadas. O al menos comentarios a lo John Maclane y su: “¿cómo puede pasarme lo mismo dos veces?”. O la típica frase para las promos: “¿Jack Bauer viene hacia aquí para hablar de una posible amenaza terrorista? Prepara café y avisa de que hoy no llegarás a cenar”.

Acabo de darme cuenta: lo que necesita 24 es a Eddie Murphy. O a Pepón Nieto.

17.2.10

Parecidos de San Euribor

Quería hablarles de un hombre... es un tipo muy importante, ¿saben? Cada vez que él habla... mejor, cada vez que pontifica, la mitad de los europeos puede echarse a temblar.

Este señor del que quiero hablarles confía en fuerzas más allá del entendimiento humano y cree que cuando a la gente le pasa algo malo es porque no han hecho las cosas como él considera que deben hacerse.

Porque yo quiero hablarles de un señor que dirige una poderosa organización transnacional capaz de influir en Gobiernos y ciudadanos, poniendo en jaque su vida futura.

El problema es que...


... no me acuerdo de quién quería yo hablarles exactamente.

16.2.10

Un programa de Antena 3 que da risa

Pues qué novedad, dirán: Tal cual lo contamos ya lleva casi un año. ¡Pero no! Me refiero a un programa de humor de Antena 3 que hace gracia. Si cuando decían que la televisión está en pleno proceso de cambio...

La cadena triste se quitó de encima varios sambenitos en la noche del lunes: consiguió colar con éxito un producto en el access prime time y propuso el primer formato gracioso desde Genio y figura. Aunque sea una vuelta de tuerca a Genio y figura.


Las predicciones auguraban una tormenta de caspa, pero El club del chiste se ha mostrado como un programa ágil y ligero, ideal para rellenar los huecos que deja la publicidad de El intermedio. Porque voy a poner bien el programa, sí, pero sin abusar.

Hay dos elementos fundamentales para que triunfe un formato así: cuentachistes y ritmo. Me quito el cráneo ante la realización y el montaje y aplaudo una elección de personajes que consigue que no queramos matar al andaluz y a la modelo de turno. Para contar chistes hay que tener un talento especial. Que se lo digan a Jaimito Borromeo. No, en serio: que se lo digan.

El recurso del backstage también está muy conseguido, para lo peligroso que es. No caen en el esperpento ni en caricaturizar demasiado los personajes. Están bien en un tono de sitcom que a Anabel Alonso le viene como anillo al dedo. Sospecho que algún ejecutivo listo dijo: “pero si sólo hay una metralleta de chistes, ¿por qué se va a quedar la gente? La audiencia se nos escapará. No es que haya tramas ni personajes que... un momento”. Y para cuando volvió del baño un guionista ya tenía la idea de crear una pequeña historia paralela detrás de las bambalinas.

Me gusta que se reivindique la figura del cuentachistes tradicional. Los monólogos son guays y podemos colocarnos nuestras gafas de pasta modernillas entre chiste y chiste, pero en España las actuaciones de Gila se alternaban con las de Eugenio en un equilibrio que ahora se ha perdido. Como si ellos hubieran sido el Yoda y el Darth Sidious de ambos estilos de hacer humor.

Y les voy a decir algo más por el mismo dinero: hay alguien muy listo detrás de todo esto. Y ese alguien ha dicho: los programas de sketches sin José Mota tienen un éxito moderado, pero salen muy caros. ¿Qué podríamos hacer para reducir costes? Y desvistiendo Saturday Night Live les ha quedado El club del chiste. Ah, los programas de chistes, esa marca Hacendado del humor...

Espérate tú que no cambien Los hombres de Paco por un trovador u otro ser igualmente cansino y apaleable.