20.7.11

Quiero saber cómo traducirán Wilfred

A veces tengo estas curiosidades idiotas: cómo traducirán el título de Wilfred, en qué nuevo programa pondrán a Belén Esteban... Sé que cualquier cosa que prevea se verá ampliamente superada en absurdo por la realidad.

Les cuento a los que no estén al cabo de Megaupload: Wilfred es el título de la nueva serie de Fx que adapta un original australiano. También es el nombre del perro de la vecina de Ryan, el protagonista interpretado por Elijah Wood. Hasta aquí, todo normal, salvo por eso de que la gente se esté creyendo a Wood haciendo de algo diferente a un hobbit. La locura de la serie es que todo el mundo ve a Wilfred como un perro más, salvo Ryan, que ve... mejor os enseño una foto:

Elijah Wood no tiene muy claro que romper el encasillamiento actoral sea siempre buena idea.

Un tipo vestido con un disfraz sospechosamente parecido al del anuncio de Vodafone, que además de porrero, borracho y experto en manipular a Ryan, es un perro. Quiero decir que olfatea traseros, se babea y no distingue los colores. Una lástima, porque salvo por esto último, podría presentarse a alcalde en algunas localidades catalanas.

Si están desconcertados por esta pequeña sinopsis, no quiero ni contarles cómo estoy yo después de ver cuatro capítulos. Todavía no sé si es una genialidad o un pufo tremendo. Creo que la palabra "bizarra" se inventó para esta serie. Y para los profesores resfriados. Clique aquí si ha entendido el chiste.

El ambiente de la serie es incómodo. No en el sentido de vergüenza ajena de Ricky Gervais, sino porque los abusos de Wilfred y la tontuna que arrastra Ryan a veces dan ganas de zarandear a Elijah Wood. Si nos algo de lo que uno tenga ganas así en general.

Tampoco es una incomodidad que lleve a la reflexión profunda de las grandes verdades de la vida. Al final las lecciones que Wilfred intenta inculcarle a Ryan no están muy alejadas de la moralina de La hora de Bill Cosby, aunque con drogas blandas en lugar de jerseys lisérgicos. La trasgresión puede ser más impactante en un país como Estados Unidos en el que un porro puede arruinar una carrera política. Aquí lo que más indignaría sería el que no rule, por lo que una vez pasado el impacto del "hala, qué brutos", esperamos que haya un desarrollo. Aunque lo mismo pensábamos de Intereconomía y ahí sigue.

Hay buenos chistes, casi todos a costa de la naturaleza perruna de Wilfred, pero no tengo claro que la broma aguante toda una serie. Aunque fíjense lo que pasó con Ana Obregón haciendo de niñera sexy.

Si son ustedes muy aficionados a la televisión, que no es lo mismo que verla muchas horas desde que existe Salvamé, déjense pasar por un par de capítulos. Aunque solo sea por experimentar. Eso sí: tengan en cuenta que esta última frase parece que es lo mismo que pensaron los guionistas. Antes de ponerse a escribir.

18.7.11

Mosquitos

Aquí estaoy yo hablando sobre lo de... eso que... ay, lo que hacen los mosquitos. Y me diréis: "¿pican?". Y yo os contestaré: "sí, ya lo han visto unos cuantos".

8.7.11

Debate sobre el estado de la ficción

La verdad es que con el título que acabo de poner, podría ser algo protagonizado por Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero. ¡Mas no!* Los chicos y chicas de Periodista Digital nos convocaron a Israel Álvarez y a mí para conversar sobre series españolas bajo la batuta de Sergio Espí. Nos salió esto:


Ahora sería bonito un debate sobre lo debatido. Por ejemplo entre Pilar Rubio y Ana de Armas, tan admiradas por los contertulios.


* Sutilérrimo juego de palabras.

Idris Elba se Luther

Acabo de darme cuenta de que nunca llegué a publicar un comentario sobre la primera temporada de Luther. Al menos eso dice Google, que yo tengo menos memoria que el Spectrum de mi hermano mayor.

El borrador de ese post está en uno de mis discos duros y en él describo la serie como una pequeña joya del género negro (y aquí hacía una broma idiota con el hecho de que el protagonista sea Idris Elba). Escribí esto:
El protagonista de Luther es lo que habría sido Colombo si en lugar de vivir los locos 60 de San Francisco (y a Colombo se le notaba que los había vivido a tope), hubiera estado de policía en Londres en las décadas de 1990 y 2000. En otras palabras: es un tío cabreado. John Luther es una persona inteligente y sensible enfrentada al hecho, incomprensible para él, de que el amor y la bondad no son los motores del mundo. Y es que no entender algo, cabrea mucho, como demuestra cualquier tertulia televisiva.
La primera temporada de Luther es tan buena que no me extraña que hayan usado el nombre para la nueva serie de Idris Elba. Que además, también va de un policía de Londres que es amigo de alguno de los amigos del otro. Y también hace una pequeña aparición Ruth Wilson. Un momento...

Una de las cosas que más admiro en Fringe es que cada temporada se reinventa y cambia las coordenadas de la ciencia-ficción por las que se mueve. Es lo mismo que hizo Perdidos y lo que intenta Telecinco cada vez que se le ocurre poner a Belén Esteban en un programa diferente.

En su segunda temporada, Luther prueba un poco de este intrazapping y fracasa. Da la impresión de que han reseteado a la manera de los comics de Marvel y DC. El final del último episodio de la primera temporada importa poco y lo poco que heredamos de él, desaparece rápidamente para dar lugar a un nuevo juego de relaciones entre personajes que se crean desde la nada. Todo muy Mujeres y hombres y viceversa.

Idris Elba, repasando el mapa de tramas.

La ventaja es que la segunda temporada puede verse independientemente de la primera. Lo malo es que no está claro que eso merezca la pena. Ningún villano está a la altura del gran enemigo de John Luther en la anterior entrega. Y la mezcla de las tramas episódicas con la horizontal es totalmente confusa y forzada. Da la impresión de que la BBC recorta el pedido de seis episodios a cuatro y hay que meter la historia de los últimos capítulos a calzador. Hasta el punto de que por momentos se diría que el protagonista se teletransporta para cumplir con sus compromisos en las dos historias. Y ya costaba creer que hiciera eso en Thor.

Por lo demás, si quieren ver violencia y suciedad en televisión... más violencia y suciedad en televisión de lo normal, o al menos mejor interpretada, asómense a Luther. Es más corto que los magazines matinales.

4.7.11

Huelga de cielos caídos

La especie humana es, en su conjunto, lerda. Creo que este es el subtexto que siempre nos han querido transmitir los autores de ciencia ficción que han descrito todo tipo de apocalípticas invasiones extraterrestres. Desde la de los marcianos sin Tamiflu de H.G. Wells hasta el ataque de los saltamontes de Falling Skies que Steven Spielberg ha perpetrado para la TNT.

Mi teoría se fundamenta en que todos estos alienígenas tienen en común ser razas capaces de idear viajes interestelares pero que nunca se les ha ocurrido fabricarse ropa. No digamos cascos o accesorios antibalas. Conclusión: los humanos hemos malgastado en la moda el tiempo que podríamos haber usado en viajar a otros planetas. Vean una colección de Ágatha Ruiz de la Prada y díganme si nos ha merecido la pena.

El primer capítulo de Falling Skies me pareció entretenido, tengo que reconocerlo. Sin grandes despliegues y sin gran originalidad en los planteamientos, todo muy propio de serie de verano. En verano hemos visto series con bichos irreales toda la vida: desde Hulk a Los vigilantes de la playa. También pensé en V, que hubiera hecho una segunda temporada mucho mejor enfoncándola así. Claro que también hubiera hecho una segunda temporada mucho mejor simplemente no haciendo una segunda temporada.

Series apocalípticas con niños. Seguro que al fondo está Amparo Baró.

La cosa es que tenemos una invasión alienígena que ríete tú de Mallorca en agosto y que ha diezmado a la población del planeta, que se ha cargado prácticamente toda la tecnología con un pulso electromagnético y que tiene secuestrados a los niños para hacerles trabajar como esclavos. Cargando metales. No para hacer balones de fútbol, no. Para cargar pesos. Podían haber puesto a eso a Iñaki Perurena, pero les recuerdo que son una civilización que todavía tiene pendiente descubrir el concepto "calzoncillo". Y el concepto "pulgar oponible" también.

Escenario postapocalíptico, civiles obligados a convertirse en soldados, civiles haciendo de civiles fans de Intereconomía... podría ser The walking dead, pero les falta mala leche. Los personajes están pasados por el tamiz del Spielberg que retoca los fotogramas de E.T. para convertir las pistolas en walkie-talkies. 

El otro referente que me viene a la cabeza es Battlestar Galactica, pero le faltan muchos tonos en la escala de grises. El personaje de Noah Wyle es demasiado majo, demasiado héroe de una sola pieza para introducirle los matices inquietantes de la familia Adama. Y los malos parecen una tapa en un restaurante de Bangkok: dan demasiado asco como para llegar a empatizar con ellos.

"¡Cuidado, un cylon! Digooo... esteeee...".

La inercia veraniega me está pudiendo y todavía veré el cuarto capítulo. Pero en estas fechas llegué a ir al cine a ver Trasnsformers, así que es normal que desconfíen de mí.

Y que los autores de ciencia ficción que han descrito todo tipo de apocalípticas invasiones extraterrestres en el fondo pueden tener razón.