19.10.12

La Unión hace la Fuerza


Sus trucos mentales de jedi solo funcionaron con la muchachada de los ochenta. Eso y que el lobo hombre en París en realidad era Chewbacca.

16.10.12

Cosas entrevistas en la tele

Ya podéis escuchar mi primera colaboración con La Inercia en Constantí Radio, jugándome el tipo desde Sol. Hoy en día si no haces conexiones en directo desde Sol, no eres nadie.

Entro en el minuto 88 para explicar por qué me llaman Anómalo, cómo ser Jair Domínguez y no morir en intento pero sí engordar las listas del paro y por qué hay que ver más entrevistas sin caer en el juego de palabras del título de este post. Todo ello sin mencionar ni una sola vez Lo + Plus.

Pero a Belén Esteban sí.

También podéis escuchar el resto del programa, que os vamos a cobrar lo mismo.

15.10.12

Para ir cogiendo La inercia

Como cada cierto tiempo, hago mi propósito de año nuevo de retomar la actividad bloguera. Por su carácter periódico y la escasa credibilidad de mis promesas, llamo a este momento "mi campaña electoral".

El preámbulo a esta nueva etapa no será blogueado, sino radiado. Empiezo esta noche, pasadas las 23:00 en Constantí Radio de Tarragona con los amigos de La Inercia. Hablaremos de tele, de tele que no se ve en la tele y de cosas que no son tele pero que se ven en la tele. Y, por si sigue siendo necesario después de esa frase, también explicaré por qué me llaman Anómalo.

 
Lo podéis seguir en directo en la web de Constantí Radio o concentrándoos en Tarragona y sintonizando el 97.9 de la Frecuencia Modulada, la frecuencia favorita de Cristina Cifuentes. Y también nos podéis decir cosas a través del muro de Facebook de La Inercia.

Escuchadnos o me veré obligado a imitar a cantantes famosos para subir la audiencia.

12.7.12

El ala oeste de la redacción

"¡Tengo un cabreo de cojones y no pienso aguantarlo más!".  Disculpen la traducción libre, pero esta es la esencia del famoso discurso del personaje de Peter Finch en Network.


Es en este monólogo de 1976 donde empieza The Newsroom, la esperada aventura conjunta de la HBO y Aaron Sorkin. La secuencia de arranque de la serie es clara heredera de la escena de la película de Sidney Lumet: Will McAvoy (Jeff Daniels), es un presentador de noticias al más puro estilo Matías Prats. Es un rostro amable y familiar y del que el público se fía porque tiene una reputación ganada a base de no equivocarse nunca porque nunca se ha mojado. Hasta que un día estalla y Aaron Sorkin pone en su voz lo que piensa de la situación política y periodística de Estados Unidos.

Aaron Sorkin tiene algo de despotista ilustrado. Desde El presidente y Miss Wade hasta The Newsroom, viene iterando con la imagen del o los líderes que él busca para su país. Políticos, periodistas, empresarios e incluso, Pablo Motos nos libre, guionistas de comedia con una inteligencia sobrehumana que apadrinan al pueblo americano y le guían en el camino hacia la auténtica democracia. El final del despotismo sorkiniano sería el mismo que el del ilustrado del siglo de las Luces: el derrocamiento de las clases dirigentes en aras de una profundización de los valores democráticos.

Juego de Tronos es naturalismo del duro comparado con la fantasía que destila una serie de Aaron Sorkin. Son mundos en los que vemos reflejados cómo deberían de ser las cosas, o al menos cómo nos gustaría que fueran. Hablo en plural porque se ha paseado por varias cadenas y sus criaturas no pueden coexistir, pero el universo creativo por el que se mueven es tan coherente que sería totalmente natural ver a McAvoy entrevistando a cualquier personaje de El ala oeste. Hay una sensación de vuelta a casa cuando se ve el piloto de The Newsroom.

Emily Mortimer y Jeff Daniels, porque un buen guionista no crea personajes guapos, sino atractivos.

Los personajes listillos y los walk and talk, esos diálogos vertiginosos mientras los personajes recorren distancias kilométricas en un mismo edificio, no son la única herencia de la primera legislatura del presidente Bartlet. The Newsroom también es una comedia efectiva, como pasa siempre con las series de Sorkin. Excepto los sketches de Studio 60

Las excentricidades y torpezas sociales de sus genios hacen reír y aflojan la propaganda y la soflama que nos cuela en cada capítulo. Porque si Billy Wilder decía que si quería transmitir un mensaje, escribía un telegrama, Sorkin respondería que en un telegrama no le entra ni la introducción de lo que nos quiere decir.

Y puede hacerlo porque sabe cómo. Porque los diálogos vuelan y no se atascan por densos que sean  el tema o la argumentación. Porque las historias están tan bien estructuradas que se ha podido pasar años creando suspense en torno a cosas como la aprobación de una ley sobre los parques nacionales americanos. Porque los personajes, aunque sean tan intercambiables como los protagonistas de varias películas de Howard Hawks o George Cukor, son tridimensionales y están cargados de defectos entrañables que los humanizan. Queremos saber más de ellos hasta el punto de que los guionistas no necesitan colarnos ciliffhangers para que estemos deseando ver el siguiente capítulo. Y cuando los cuelan, como en el tercero, lo hacen con tanta clase que para cuando te das cuenta es demasiado tarde para soltar un bufido.

The Newsroom todavía le queda mucho recorrido para ocupar el lugar de El ala oeste en nuestros corazoncitos de fans. Pero en estos tiempos de medios de comunicación que cierran o de informativos que cambian reporteros por vídeos de YouTube y comentarios de Twitter, necesitamos que alguien nos diga que las cosas pueden hacerse de otra forma, que otro mundo es posible. Aunque sea en la ficción.

20.3.12

La mala dona de Marc Pastor

Esta portada solo la van a entender los lectores de Marc Pastor, Doctor Moriarty, que hayan crecido con los dibujos animados doblados al "español neutro" latinoamericano. Y eso está bien...


... porque así habrá menos gente que me quiera pegar.

5.3.12

¿Quién quiere casarse con Peter Bishop?

El éxito en Twitter de de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? ha tenido como consecuencia la recuperación del gran descubrimiento léxico del Hematocrítico en la década pasada. Una palabra que me ha obsesionado desde hace semanas, que aparece en mis sueños como si la conociera de algo, aunque juraría que jamás la había escuchado antes.

Hasta que por fin he caído:


"Tróspido" es una palabra de la realidad paralela en la que se traducen bien los títulos.

25.1.12

En Alcatraz por error

Después de ver tres capítulos de Alcatraz, la nueva serie de JJ Abrams, noté que había algo que parecía fuera de lugar. Y no me refiero a los pechos de Sarah Jones.

Hablo más bien del papel de Emerson Hauser, que parece escrito a la medida de Terry O'Quinn, el Locke de Perdidos. He rebuscado entre las fotos del día del casting para comprobar mis sospechas.


"¿Qué si estoy seguro de que este es mi currículum? Tú dáselo a JJ, pero dile que he cambiado el teléfono. Apunta".

Y así, suplantando identidades, Sam Neill acabó en Alcatraz.