Como ustedes ya me conocen y saben que uno tiene que satisfacer ciertos vicios, aunque no siempre estén bien vistos por la sociedad, seguro que ya han adivinado qué es. Algo con lo que puedo hacer cosas que de otra forma no podría (al menos no sin poner en peligro mi seguridad y la de quien me acompañe). Hay de varios sabores y colores, pero en esto me tengo que considerar un clásico y donde esté esa tonalidad naranja de toda la vida...
También tengo que reconocer que soy muy maniático. No soporto que se derrame ni una sola gota de su precioso contenido. También hay que tener en cuenta lo que cuesta obtenerlo de fiesta por ahí. No es cuestión de ir luego derrochándolo por ahí.
¡Exacto! Cada sábado: ¡Una botella de Trina! Mejor de naranja. Así luego puedo conducir.
¡Y además me ahorro la píldora del día después!
La aspirina contra la resaca, digo.
2 comentarios:
Tengo un amigo que sustituía el Trina por "Kas de Naranja"..bueno, hasta que descubrió el "tintorro" y los "kabatas"...
ahora entiendo lo de la tortilla de patatas... todo encaja...
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