8.7.11

Idris Elba se Luther

Acabo de darme cuenta de que nunca llegué a publicar un comentario sobre la primera temporada de Luther. Al menos eso dice Google, que yo tengo menos memoria que el Spectrum de mi hermano mayor.

El borrador de ese post está en uno de mis discos duros y en él describo la serie como una pequeña joya del género negro (y aquí hacía una broma idiota con el hecho de que el protagonista sea Idris Elba). Escribí esto:
El protagonista de Luther es lo que habría sido Colombo si en lugar de vivir los locos 60 de San Francisco (y a Colombo se le notaba que los había vivido a tope), hubiera estado de policía en Londres en las décadas de 1990 y 2000. En otras palabras: es un tío cabreado. John Luther es una persona inteligente y sensible enfrentada al hecho, incomprensible para él, de que el amor y la bondad no son los motores del mundo. Y es que no entender algo, cabrea mucho, como demuestra cualquier tertulia televisiva.
La primera temporada de Luther es tan buena que no me extraña que hayan usado el nombre para la nueva serie de Idris Elba. Que además, también va de un policía de Londres que es amigo de alguno de los amigos del otro. Y también hace una pequeña aparición Ruth Wilson. Un momento...

Una de las cosas que más admiro en Fringe es que cada temporada se reinventa y cambia las coordenadas de la ciencia-ficción por las que se mueve. Es lo mismo que hizo Perdidos y lo que intenta Telecinco cada vez que se le ocurre poner a Belén Esteban en un programa diferente.

En su segunda temporada, Luther prueba un poco de este intrazapping y fracasa. Da la impresión de que han reseteado a la manera de los comics de Marvel y DC. El final del último episodio de la primera temporada importa poco y lo poco que heredamos de él, desaparece rápidamente para dar lugar a un nuevo juego de relaciones entre personajes que se crean desde la nada. Todo muy Mujeres y hombres y viceversa.

Idris Elba, repasando el mapa de tramas.

La ventaja es que la segunda temporada puede verse independientemente de la primera. Lo malo es que no está claro que eso merezca la pena. Ningún villano está a la altura del gran enemigo de John Luther en la anterior entrega. Y la mezcla de las tramas episódicas con la horizontal es totalmente confusa y forzada. Da la impresión de que la BBC recorta el pedido de seis episodios a cuatro y hay que meter la historia de los últimos capítulos a calzador. Hasta el punto de que por momentos se diría que el protagonista se teletransporta para cumplir con sus compromisos en las dos historias. Y ya costaba creer que hiciera eso en Thor.

Por lo demás, si quieren ver violencia y suciedad en televisión... más violencia y suciedad en televisión de lo normal, o al menos mejor interpretada, asómense a Luther. Es más corto que los magazines matinales.

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