13.1.10

Tom Cruise podría hacer una versión de 'Los Serrano'

¡Claro que podría! Otra cosa es que no le dé la gana. Pero les explicaré por qué Tom y Antonio Resines son dos caras de una misma moneda. La de euro no, que sale el rey y no queremos líos.

Para que lo entiendan lo que quiero decir, me veo obligado a recurrir a un pequeño garbeo por la Física Cuántica. ¿Recuerdan ustedes al gato de Schrödinger, quizá el felino más amado y odiado desde Hello Kitty? Por refrescarles la memoria, grosso modo, es el protagonista de una paradoja científica en cuyo planteamiento encerramos en una caja a un gatín con un veneno que puede matarle si se descompone un átomo que anda también por la caja y que tiene un 50% de probabilidad de hacerlo. Aplicando descripciones propias de la física cuántica al estado del átomo, descrito por una función de onda, mientras no abramos la caja el gatín estará vivo y muerto a la vez. Como Elvis.


Mira qué bien lo explican los de Punset

¿Y esto que tiene que ver con Tom y Antonio? Nada, tengan paciencia. En términos científicos, esto de tener un gato muerto y vivo a la vez era un marrón, en primer lugar porque no se ponían de acuerdo sobre si había que llamar a la señora de la limpieza. Ahí apareció el bueno de Hugh Everett que hizo el equivalente intelectual a abrir la caja, encontrarse al minino tieso y tener que explicárselo a una pequeña de ocho años llamada Tiffany:

- Sí, Tiffany, el pequeño Smurfgles está muerto aquí, pero está vivo en otra parte.

- Tío, no me vengas con mierdas religiosas, que llamo a mi abogado para que te haga un bautizo laico por todo el orto. ¡Y pásame la grifa, que tengo la bajona por el puto gato!

Ay, la educación pública que promueve Espe. Pero a lo que quería llegar Hugh es que la muerte del gato viene dada por la observación en sí, que obliga a la función de onda que describe al átomo a adoptar un estado concreto y “desechar” los demás. Pero como los físicos cuánticos son unos sentimentales y tienen unas ecuaciones rarísimas, han deducido que la probabilidad cuántica se explica mejor si lo que ocurre en realidad es que los dos posibles sucesos han tenido lugar y nosotros nos hemos quedado en una versión del Universo en la que el gato ha muerto, mientras otros nosotros han descubierto, con alivio y resignación, una zarpa que se lanzaba a sus ojos al abrir la caja. Por cachondos.

Dicho de otra manera, por cada evento no determinístico, cada una de sus posibles soluciones se da, de hecho, en su propio Universo alternativo. A nivel cuántico es un pasote, pero imaginen que cada vez que a ustedes les han hecho la cobra, hay un Universo paralelo en el que han triunfado. El que no se consuela es porque no quiere. Mejor: el que no se consuela en este Universo es porque lo está haciendo en otro.

Con este panorama, Antonio Resines no hace sino aplicar la teoría de los muchos mundos o los universos paralelos a su método interpretativo. “Es que Resines siempre hace de Resines”, habrán oído. ¡Pues no! El gran actor cántabro compone sistemáticamente las distintas versiones de un mismo individuo según haya sido dueño de una taberna, funcionario de prisiones, guardia civil o ingeniero español que trabaja en Oklahoma. Hacer el mismo papel es algo que puede hacer un Arturo Fernández cualquiera. Sumar el método Stanislavsky con la Física Cuántica, ¡ay, amigo! Eso sólo lo pueden hacer unos pocos.

Otro de esos escasos elegidos, ya lo han adivinado, es Tom Cruise. Porque un gruísta que huye de los marcianos no es el mismo tipo que un agente secreto que lleva a cabo misiones imposibles o un barman listillo. Pero todos ellos sonríen a lo timidín mirando hacia abajo y corren tiesos y subiendo mucho las rodillas porque hasta cierto momento de su vida, todos fueron la misma persona. Hasta que el problema de la observación cuántica sacudió sus vidas.


Y como el número de posibilidades derivadas de la continua medición cuántica de los eventos que conforman nuestra vida es infinito, no es absurdo pensar que Misión Imposible es en realidad un sueño de Tom Cruise.

Porque de los que nos gusta el cine, un sueño, lo que se dice un sueño, no es.

3 comentarios:

Señorita Hormiga dijo...

Muy buena explicación. El señorito hormiga se sentiría muy contento con tu explicación, de echo me da la tabarra para que le compre una camiseta con dicha fórmula, pero no quiero, y ahora menos, me niego a que lleve una camiseta que me recuerde a esos dos juntos... ufff...

Anónimo dijo...

Es usted un tipo retorcido....pero divertido, he de reconocer

Small Blue Thing dijo...

Le echa usted unas narices...